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HISTORIA DEL MOVIMIENTO JUAN XXIII |
Movimiento de Retiros Parroquiales JUAN XXIII

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GÉNESIS
Una persona natural del Barrio Sabana Hoyos, el barrio más grande del municipio de Arecibo, y de Puerto Rico preocupaba porque a la Capilla Corazón Inmaculado de María apenas asistían a la misa dominical entre unas 30 a 40 personas. Se preguntaba qué se podía hacer. Pensaba, pero no encontraba una contestación… Reflexionaba y buscaba ideas, sugerencias que no le llegaban. En su inquietud y preocupación se fue a hablar con su párroco, el P. Antonio Cuadrado. Le manifestó su preocupación y deseo de encontrar una respuesta… El Padre tampoco le ofreció una posible solución. Entonces el señor Nelson Rivera solicitó autorización para comenzar a visitar los hogares e invitar a las personas para un retiro parroquial. El retiro sería para las personas alejadas que no asistían a la misa dominical no a los cultos religiosos. Se buscaron temas bíblicos y doctrinales para los retiro y se escogieron algunos testimonios.Así comenzaron los retiro que en esa época eran de un día. La gente asistía y participaba con interés en esos retiros. Cuando las personas presentaban sus problemas morales, religiosos, sociales y humanos no había espacio ni tiempo para atender bien esas personas. En un día no hay tiempo suficiente para motivar la gente a dar un cambio en su vida. En una día no hay el espacio suficiente para lograr una conversión de vida. Durante un año se estuvieron ofreciendo los retiros de un día. La aceptación de la gente era buena, pero no se lograba el éxito deseado. Los participantes se entusiasmaban, pero regresaban a su diario vivir y se olvidaban porque su problemática moral, espiritual y religiosa no quedaba resuelta en los retiros de un día.Al final del primer año se hizo una evaluación de los retiros y se analizaron los aspectos positivos y negativos. La conclusión inmediata fue que se necesitaba un retiro de más tiempo. Se sugirió la idea de hacer Retiros de tres días y se comenzarían los viernes en la tarde y se concluirían el domingo en la tarde. El señor Nelson Rivera, solicitó permiso para ofrecer los retiros de tres días.El primer retiro se ofreció durante los días del 13 al 15 de Julio de 1973 en una granja que había junto a la Parroquia Madre de la Divina Providencia de Vega Baja. Asistieron veinticuatro jóvenes que salieron entusiasmados, alegres, contentos y eufóricos. Nació una preocupación muy grande: ¿qué hacer para darle seguimiento, formación, apoyo y respaldo a esos jóvenes que optaron por una nueva vida y camino? Surgió la necesidad de proveer un seguimiento.El segundo retiro se celebro en octubre de 1973, pero ahora en la Capilla del Barrio Sabana Hoyos de Arecibo. El tercer retiro se celebró en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro del Barrio Bayaney de Hatillo, bajo la dirección, orientación y con el respaldo del P. José Betti.
Nació la idea de crear un sistema o escuela para dar formación caterética y clases de Biblia a los retiristas. Estas clases se comenzaron a ofrecer en el Barrio Sabana Hoyos de Arecibo.El Sr. Nelson Rivera presentó el proyecto de los Retiros a S.E.R. Mon. Miguel Rodríguez, C.SS.R., Obispo de Arecibo en aquel entonces. Aunque las primeras orientaciones las ofrecieron los P. Antonio Cuadrado y P. José Betti, a partir de 1974 Mons. Miguel Rodríguez, mismo asesoró, orientó y acompaño al naciente Movimiento de los retiros JUAN XXIII. En el 1975 Mons. Miguel Rodríguez, Obispo de Arecibo, delegó en el P. Antonio Salvador para que fuera el Director Espiritual del Movimiento de Retiros JUAN XXIII. Durante diecisiete largos años, Monseñor Antonio Salvador estuvo asesorando y dirigiendo el Movimiento JUAN XXIII hasta que tuvo que retirarse por razones de salud. Entonces Monseñor Iñaki Mallona , C.P., Obispo de Arecibo, nombró Director del Movimiento de los Retiros JUAN XXIII al P. José Miguel López. Desde 1995 el P. Tomás Santos Rodríguez es el Director Espiritual del Movimiento JUAN XXIII. En toda esa época y hasta el momento presente el Sr. Nelson Rivera, quien iniciara el Movimiento cuando presento su preocupación al sacerdote, ha sido la bujía seglar promotora de este Movimiento a quien siempre ha estado al frente animando, consolidando, orientando y dirigiendo.Con estas pinceladas he querido presentar la génesis del Movimiento JUAN XXIII que nació en forma humilde, sencilla, sin grandes aspiraciones.
El Movimiento ha ido creciendo y madurando en su que hacer diario porque no ha habido un tiempo dedicado a la reflexión. Hoy se encuentra con la necesidad apremiantes para convertirse en un Movimiento internacional. Han sido veintiséis años de siembra y de ir buscando a las ovejas perdidas. Como toda institución ha tenido sus momentos de crisis, pero se han superado. En Puerto Rico el Movimiento JUAN XXIII tiene casas en las cinco diócesis y hay grupos de retiristas en la inmensa mayoría de las parroquias.
ENTORNO Y CONTORNO
Me parece justo, necesario y conveniente que presente el entorno y el contorno donde nace el Movimiento JUAN XXIII. Si no se hace un legítimo esfuerzo para acercarse a ese entorno y contorno, será difícil entender y comprender su dinamismo y finalidad. El Movimiento JUAN XXIII nació en la Diócesis de Arecibo en el año 1973 cuado había concluido el Concilio Vaticano II y se hacía imperioso implantar la reforma y renovación nacidas de concilio. Eran años intensos; llenos de nuevos bríos y entusiasmos. La Diócesis de Arecibo había sido elegida en el 1960. En el municipio de Arecibo hasta 1960 era una sola parroquia que la atendían los Padres del Espíritu Santo que es una congregación misionera que regentaban es parroquia desde 1931. Los misioneros que habían en Arecibo formaban una comunidad heterogénea, compuesta por irlandeses, italo-americanos, alemanes y eslovacos. Además de idioma que no dominaban bien, la diversidad de caracteres y mentalidades era otra limitación para la evangelización del pueblo. S.E.R. Mons. Alfredo F. Méndez, Obispo de Arecibo, dividió el municipio en varias parroquias para que los sacerdotes estuvieran más cerca del pueblo.En 1961 se iniciaron lo Cursillos de Cristiandad y para los jóvenes se fundaron las Jornadas de Acción Católica. Se organizó a la vez un amplio programa catequético y litúrgico. La Diócesis de Arecibo comenzó implementar e introducir los cambios sugeridos por el Concilio Vaticano II. A pesar de esos buenos intentos pastorales, se detectaba una gran realidad: la evangelización no llegaba a todos los rincones, ni a todas las personas. Los sacerdotes que llegaron para ayudar tampoco sintonizaban plenamente con las necesidades del pueblo. La pastoral de los movimientos generó una tendencia a la dispersión. Los movimientos actúan cada uno ofreciendo soluciones aisladas, desde su perspectiva y en atención al carisma que es propio de cada movimiento.
OPCIONES PRIORITARIAS
El Movimiento JUAN XXIII, en el transcurso de su historia ha realizado varias opciones prioritarias y definidas a las cuales no debe renunciar, ni serán motivo de negociación, ni de cambio. Estos principios y opciones son las siguientes:
ES UN MOVIMIENTO
La Enciclopedia Británica define así a movimiento: “Desarrollo y propagación de una tendencia religiosa, (política, social, cultural, etc.) de carácter innovador. En cambio define la asociación como un determinado grupo de personas que se unes para lograr algún fin determinado. JUAN XXIII se ha definido como “movimiento” porque expresa mejor su dinamismo.Las personas que forman parte de una asociación procuran realizar en primer lugar un ideal que, ya sea misionero, religioso, cultural, social, etc., va a redundar en beneficio de los socios y, a la vez, puede tener una proyección misionera… Las personas se inscriben en esas asociaciones por el bien que les puede recaer como fruto de su labor y tarea.El Retiros JUAN XXIII es un “movimiento” y no es una asociación parroquial. El Código de Derecho Canónico reconoce que en la Iglesia existe una gran variedad de “asociaciones” y recomienda a los fieles que se inscriban preferentemente en las ya existentes (c. 298). El mismo Código afirma que los fieles tienen la facultad para constituir asociaciones constituidas por los fieles se denominan asociaciones privadas (c. 299, n 2).El Movimiento JUAN XXIII es un Movimiento inspirado en los principios que emanaron del Concilio Vaticano II; con la finalidad “ser un Movimiento de conversión” y trabajar por los alejados y marginados” de la sociedad. El Movimiento JUAN XXIII con esta doble finalidad queda insertado en plena sintonía con el “ser de la Iglesia”, la evangelización.En el Movimiento JUAN XXIII no se trabaja en función del “movimiento”. La misión, la tarea y la obra del “Retirista” es trabajar para la conversión de aquellas personas o que hoy están participando en un retiro o por aquellos a quienes pensamos llevar y se trabaja bien fuerte, mas aún por los hermanos que han pasado por un Retiro y ahora tienen dificultades para superar la situación anterior a su retiro.
DE CONVERSIÓN
En el Movimiento más bien conocido como JUAN XXIII es un Movimiento de conversión y para la conversión. Hay movimientos que sirven para fortalecer a los seglares, para buscar la madurez de los mismos, para ayudar en la promoción o mejoramiento de los fieles. Sin embargo el Movimiento JUAN XXIII tiene como finalidad llamar a la conversión. Se procurará atraer personas que están alejados o al margen de la Iglesia y en el retiro de tres días se creará un clima para lograr la “conversión” de quienes participen. Las charlas, meditaciones, las oraciones, y todo esquema e los tres días estarán montados para lograr que los “retiristas” cambien su conducta de vida; que ellos hagan una opción por Jesucristo.“Los movimiento representan un verdadero don de Dios para la nueva evangelización y para la actividad misionera propiamente dicha”. (Rmi, 72a)En la Iglesia están los Cursillos de Cristiandad que nacieron en el 1949, en Mallorca España y su finalidad es “vertebrar cristiandades”. En el cursillo se prepara al participante para que al salir a vivir su “cuarto día” descubra el valor de su bautismo. El Movimiento de Cursillo de Cristiandad tiene un trípode sobre el cual se construye la formación y preparación: estudio del ambiente, piedad y acción. En el cuarto día , o sea una vez fuera, ellos tienen la ultreya ya sea parroquial o superparroquial. Los Cursillos de Cristiandad no tienen como fin la “conversión”, aunque la inmensa mayoría de los cursillistas se convierten en su cursillo. El trípode tampoco es igual al de JUAN XXIII como veremos luego.
El Movimiento de la Renovación Carismática es un Movimiento cuya finalidad es despertar en los participantes la importancia del Espíritu Santo en nuestras vidas. Por medio de los retiros, la Renovación Carismática ofrece diversos talleres de oración donde se ofrece reflexiones bíblicas y diversas formas de oración de avivamiento. El Movimiento de la Renovación Carismática no pretende convertir a los participantes y se procura ayudarles a descubrir la acción y presencia del Espíritu Santo en sus vidas. La Renovación Carismática utilice los talleres de crecimiento; las reflexiones bíblicas y los círculos de oración para mantener y animar a quienes han pasado por los retiros que ellos ofrecen.El término “conversión” es claro y preciso aunque dentro de ese campo puede haber varios grados. Habrá “conversión plena” cuando la persona no ha sido bautizada aún y ha vivido en un país de sustrato católico como es la cultura religiosa de toda América Latina. Se presentan casos de “bautizados católicos” que han vivido totalmente al margen de la Iglesia. Otros durante un tiempo han practicado y luego se han alejado totalmente. La diferencia la increencia son muchas formas de vivir en nuestro medio ambiente. Las personas que se encuentran envueltos en situaciones pecaminosas; otros en posiciones hostiles a iglesia, en fin que pueden aparecer muchas formas de vida que necesitan un cambio, una conversión para que comiencen a vivir los valores evangélicos y la gracia de Dios.Se ha entender la “conversión” en sentido amplio y en su aspecto dinámico. No se trata de obligar a los participantes en el retiro a que todos reciban los sacramentos inmediatamente. Se trata de confrontar a los retiristas con el mensaje de Jesucristo para que en ese encuentro la gracia de Dios actúe en ellos. En el retiro se siembra la semilla de la Palabra de Dios que producirá su efecto. En la inmensa mayoría la conversión se deja sentir en el mismo retiro. En otros retiritas se comienza el proceso de preparación al bautismo y a solucionar sus problemas que le mantienen alejados de Dios y de la Iglesia. La conversión es un proceso lento que conlleva sus pasos que no se puede obviar. La escuela semanal se le programa de formación y seguimiento que ofrece el Movimiento JUAN XXIII a los retiristas.El Movimiento JUAN XXIII se denomina “parroquiales” y el término necesita precisión. El Movimiento tiene como finalidad ayudar a que la acción pastoral de los sacerdotes en sus parroquias llegue a todos los rincones, a los marginados y alejados de cada parroquia. El Movimiento está al servicio de la parroquia para la conquista de los “alejados y marginados”. Se denomina “parroquiales” porque en el Retiro se les insiste repetidas veces que al salir del retiro se presentan a sus respectivos párrocos y se pongan a su disposición para trabajar y colaborar en las obras apostólicas de la parroquia. Se supone que las fichas para asistir al retiro se le insiste repetida veces que al salir del retiro se presentan a sus respectivos párrocos y se pongan a su disposición para trabajar y colaborar en las obras apostólicas de la parroquia. Se supone que las fichas para asistir al retiro traiga el endoso del párroco. En cada parroquia se organiza el grupo de los retiristas y estos trabajarán en coordinación con el párroco o con uno de los sacerdotes de esa comunidad parroquial. Por otra parte el Movimiento jamás participarán por iniciativa propia en parroquia alguna sin la invitación del respectivo párroco o administrador.El Movimiento JUAN XXIII es, a la vez, un Movimiento sus-parroquial. No se encuentra sometido a las directrices y normas de parroquia alguna. Sirve a las parroquias, pero en su dirección, orientación y animación cuenta con su directiva propia.
ES UN MOVIMIENTO PARA LOS “ALEJADOS Y MARGINADOS
”Los destinatarios del Movimiento JUAN XXIII son aquellas personas que viven “alejados” o “al margen” de la Iglesia. A los retiros se invitarán a las personas “alejadas” y a los “marginados”. No se pretende invitar a las personas que ya asisten y participante en la vida pastoral de la Iglesia. Hay movimientos que trabajan con esas personas y realizan una gran labor. La finalidad del Movimiento JUAN XXIII es llegar a los “alejados” y “marginados”. El Movimiento JUAN XXIII pretende llegar a donde no alcanzan los otros movimientos, ni la pastoral de la Iglesia. Estas personas necesitan un clima fuerte que les haga cambiar su vida y su conducta. Ellos necesitan “conversión”. No excluye que las personas católicas se interesen y vengan a un “retiro”. No se les puede cerrar las puertas. Sin embargo esa será la excepción, pero no será ni la norma, ni el criterio, ni la finalidad del Movimiento JUAN XXIII.En la actualidad la acción pastoral llega a muy poca gente. En algunas parroquias, donde hay mejor sustraendo católico, la acción pastoral llega a un veinte por ciento. En otras los sacerdotes se conforman porque sus templos están llenos a la hora de los servicios religiosos. La inmensa mayoría de la gente vive al margen del Iglesia. “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (Tim.2,4) El Concilio Vaticano II se propuso “fortalecer lo que sirve para invitar a todos los hombres al seno de la Iglesia” (SC,1) El Movimiento JUAN XXIII se encuentra enraizado en los dos enunciados anteriores. “La Iglesia vive para Evangelizar. Esa es su dicha y vocación propia” (P. 224, EN, 14). El Movimiento JUAN XXIII se inserta en la vocación propia de la Iglesia porque intenta llegar a los alejados y marginados para que a través de un retiro de tres días tengan ese encuentro con Cristo y respondan a la llamada que Dios le hace.
ESPÍRITU DE COMUNIÓN Y PARTICIPACIÓN EN LA IGLESIA
El Movimiento JUAN XXIII es un Movimiento eminentemente laical, pero con una característica muy propia y particular como es el “espíritu de comunión y participación con la iglesia”. El Movimiento JUAN XXIII nació bajo el asesoramiento, con la orientación y animación de la Iglesia. Mas aún los primeros pasos a nivel de Diócesis se realizaron bajo la guía y orientación directa de Monseñor Miguel Rodríguez, en esos momentos Obispo de Arecibo. Mas tarde luego, ha disfrutado de los consejos, del apoyo, del respaldo y bendición a las manos de nuestro pastor, Monseñor Iñaki Mallona, C.P., Obispo de Arecibo. “Estamos conscientes de nuestro papel, de nuestra función como seglares en Iglesia. Sentimos nuestra vocación propia y nuestro papel en el mundo. Esta vocación la realizamos en comunión y participación en la Iglesia, pero sobre todo con nuestra fuerte vinculación a la jerarquía quien nos ha acogido como hijos y nos ha bendecido con tantas gracias” han manifestado los seglares de la Diócesis de Arecibo en más de una ocasión. “La fuerza del Movimiento, en gran parte, radical en nuestra vinculación afectiva y efectiva con la Iglesia, en especial con la jerarquía” concluyen los dirigentes del Movimiento JUAN XXIII de Arecibo.
Mientras los dirigentes y miembros de otros movimientos se quejan y se lamentan que los sacerdotes no les brindan apoyo y respaldo, nosotros disfrutamos de la confianza, de la aceptación, del apoyo y respaldo de los sacerdotes, comentan los miembros del Movimiento JUAN XXIII. Jamás se iniciará actividad alguna en cualquier parroquia si previamente no se ha recibido el permiso y la autorización del respectivo párroco o administrador. Por otra parte los retiristas, al finalizar su retiro, se pondrán al servicio de su respectivas parroquias para insertarse en la obra pastoral existente. Jamás trabajaremos al margen de la Iglesia a la cual amamos entrañablemente y le dedicamos lo mejor de nuestras vidas.
CONCLUSIÓN
Con espíritu generoso, con gran apertura de corazón, con gran ilusión y fraternal caridad pastoral presentamos el Movimiento JUAN XXIII a los delegados ante este congreso para que juntos busquemos los canales; establezcamos los principios generales y escojamos las líneas teológicas fundamentales que puedan servir para garantizar la permanencia del Movimiento a nivel continental es este momento y en un futuro, tal vez, a nivel internacional. La globalización actual reclama que la Iglesia se exponga a las corrientes propias del momento. En Movimiento JUAN XXIII se presenta con las mejores garantías para incursionar en los campos internacionales sin pretensión alguna mayor que servir como instrumento de evangelización que es el reto eclesial del momento. Evangelizar es la razón, la vocación propia de la Iglesia. Si el Movimiento JUAN XXIII sirve para la evangelización que es el reto eclesial del momento. Evangelizar es la razón, la vocación propia de la Iglesia. Si el Movimiento JUAN XXIII sirve para la evangelización estamos colaborando con la vocación propia de la Iglesia y ese motivo nos llena de alegría, de satisfacción y colma nuestras mas legítimas aspiraciones. “No he venido a ser servido, sino a servir”, dijo el maestro. El discípulo no puede ser más que el maestro. El Movimiento JUAN XXIII ha venido a servir y en bandeja de plata se lo entregamos con amor, cariño y generosidad. Por favor, reciban este instrumento con el mismo amor que nosotros lo hemos visto nacer y con la misma dedicación que lo alimentamos, fortalecemos y renovamos cada día. Esperamos que nuestros hermanos de América Latina vean en el Movimiento JUAN XXIII los sudores, sacrificios, desvelos de tantos laicos nuestros que se han entregado a la Iglesia y al Movimiento con gran generosidad. Los aportes que ellos hacen para mantener los comedores, para enviar medicinas, para apoyar las infraestructuras que se mantienen en estas latitudes son frutos de es trípode maravilloso que ellos viven cada día.Han sido veintiséis años de lucha, trabajo, fatigas, oraciones y reuniones sin escatimar tiempo. Soy testigo de la dedicación de los seglares que me acompañan y no estoy autorizado a decir en público lo que estos ojos han visto en el mundo privado de cada uno. Tampoco puedo ocultar las horas de confesiones que los compañeros sacerdotes han sacrificado los sábados en las noches después de sus trabajos parroquiales y sabiendo que les esperan fuertes jornadas dominicales. Sería injusto ignorar que Monseñor Iñaki Mallona, C.P. Obispo de Arecibo, siempre que esta disponible y se le avisa, acude los sábados y colabora como cualquier otro sacerdote confesor. Tampoco es el primero que se levanta, sino que permanece hasta servir al último de los penitentes.Con este amor, cariño, dedicación y entusiasmo entregamos a todos y a cada uno de ustedes el Movimiento JUAN XXIII. Sabemos que en sus manos crecerá y se fortalecerá con nuevos bríos, entusiasmos y se renovará con la sabiduría de sus pueblos y la riqueza de sus iglesias que abundan en gracias y bendiciones. En sus sabias mentes y en sus corazones de hermanos depositamos nuestro hijo que hemos visto crecer desde niño y al llegar en la edad adulta merece la emancipación. Encomendamos su crecimiento y madurez a la Virgen de Guadalupe, Madre de América. En el año del Padre emancipamos a ese hijo de la Diócesis de Arecibo para que sirva de instrumento en la evangelización del Continente.
En el nombre de S.E.R Monseñor Iñaki Mallona, C.P., Obispo de Arecibo; en el nombre de toda nuestra Diócesis, en nombre de los laicos que forman el gran ejército de los retiristas de JUAN XXIII en todo Puerto Rico, entregamos el Movimiento de los Retiros Parroquiales JUAN XXIII. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo queda oficialmente presentado a los delegados de este congreso. Amén
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